lunes, 26 de enero de 2009

SENCILLOS REBOZUELOS...

Quizás la recogida de níscalos no tenga ningún secreto para muchos de nosotros, pero ¿sabes que existen otras muchas especies de hongos dispuestas a deleitar los paladares más exquisitos?
Quizás sean los boletos y las cantarelas los más buscados y consumidos después de los níscalos.
De los boletos ya os conté y os los describí hace algunos meses y hoy quiero hablarles más detenidamente de las cantarelas.

Son sencillamente exquisitas y las vemos a la venta frecuentemente en mercados y en otros lugares.
En sentido amplio, las cantarelas son hongos carnosos con un sombrero en forma de chimenea o embudo. En la cara inferior del sombrero no aparecen láminas como en otros hongos sino pliegues o crestas. Se agrupan en el orden Cantaretales.
Son hongos de organización muy simple, con colores muy variados y a menudo intensos. Son fáciles de identificar y muy buscados y difícilmente se confunden con otros hongos (aunque yo los confundí, confieso), por ello es uno de los hongos comestibles mejor conocidos.
Muestro unas fotografías del falso rebozuelo, especie muy parecida, no tóxica y comestible, (Higrophoropsis aurantiaca), de color naranja, con finas láminas y muy bifurcadas que yo confundí en su día con unos cantarelus.

Niña con cesto de setas

cesto de setas sobre la mesa

Después de ocho años intensos en 1996 vio la luz en laboratorio el primer ejemplar de cultivo, pero este hongo no parece querer revelar los secretos que esconde. Entre las principales dificultades del cultivo de este hongo hay que señalar que necesita de condiciones estériles y que el árbol tiene que haber alcanzado cierta edad para producir los primeros hongos. El cultivo de las cantarelas ha sido muy laborioso y ha necesitado de algunos años de trabajo muy intenso.
Crece en bosques de frondosas y de coníferas, prefiriendo suelos ácidos y bien drenados y entre árboles de más de veinte años. Necesita calor y humedad y las fuertes tormentas de lluvia en suelos calientes le son muy propicias para brotar. Es en primavera cuando aparecen en los tapices verdes de los bosques, prolongándose su presencia hasta el verano. Los he visto frecuentemente entre castaños por Semana Santa en los alrededores de mi casa, aunque las primeras veces que creí verlos, como os contaba, los confundí con otros hongos que ya os conté en una de mis entradas. Por ello siempre insisto en examinar bien los hongos recogidos.
Es un hongo de crecimiento lento tardando una o dos semanas en alcanzar el tamaño adulto. Otros hongos en cambio con uno o dos días es suficiente para alcanzar este estadio. Sobrevive en algunas ocasiones varias semanas pues no es atacada y esparce sus esporas mientras madura, muy diferente de otros hongos que sobreviven escasamente una semana. Necesita de abundante agua durante largo período para desarrollar bien.
Estos hongos reciben el mismo nombre en diferentes lugares pero muchas veces su nombre cambia según las regiones. Se le denomina como : Cantarela común, rebozuelo, cabrilla, trompeta, caracola, seta de san Juan, pan de cabra, cresta de gallo, rossinyol, susa, zizahori,.... todos ellos son nombres del Cantharellus cibarius en las distintas comunidades de nuestro país. La carne del rebozuelo es blancuzca, se vuelve fibrosa con la edad y en el pie, de sabor dulce y a veces ligeramente picante, olor afrutado muy agradable y se le compara con el del albaricoque. Excelente para el consumo con la ventaja de no verse atacado por gusanos y de fácil conservación. Hay que cocinarlo a fuego lento.
Una de las tortillas más exquisitas es la realizada con unos rebozuelos jóvenes cocinados en su jugo, una cebolla picada finamente y rehogada, unas papas fritas en cuadritos y todo ello bien mezclado con huevos frescos batidos en una sartén a fuego lento hasta que cuajen los huevos y doren por ambos lados. Sin olvidar una pizca de sal....¡buen provecho!

1 comentario:

Dácil Melgar dijo...

Foto preciosa de la enana!