miércoles, 4 de junio de 2008

NÍSCALOS



Siendo muy joven, acompañada de mi marido, de mis hijos muy pequeños y de unos amigos conocedores de algunas setas, salimos a recoger "níscalos" en las laderas cercanas a la carretera que conduce al Teide.
Salimos temprano, con frio, bien abrigados y dispuestos a disfrutar de un día expléndido y lleno de aventura, pues era la primera vez que salíamos a recoger setas. Esto hace más de 30 años.
Recuerdo regresar con las cestas llenas de "níscalos" después de haber comido en el monte su sabrosa carne en un fogón de carbón con unas gotas de aceite, limón y algo de sal.
Los niños nuestros disfrutaron en aquellas laderas subiendo y bajando; no había nadie más, sólo nosotros: un valenciano ,una francesa, una catalana , los cuatro pequeños, mi marido y yo.
Me aficioné mucho, y cada domingo y festivo salíamos al monte; y casi siempre regresábamos con algunos ejemplares que llenaban nuestra despensa varios días.
Nuestros amigos nos indicaban detenidamente como eran, como olían, su tamaño, su pié, su sombreo, como cojerlos para no estropear el micelio, como limpiarlos, y ...como comerlos: asados, en salsa, con arroz, con carne..¡CÓMO DISFRUTÁBAMOS!
Eran los meses de más frio, pero con las caminatas, subidas de laderas,y cuidando de nuestros pequeños no nos dabamos cuenta ...y poco a poco nuestros hijos también aprendían a conocerlos. Levantaban la pinocha y cuando subían la ladera era cuando veían los pies de varios níscalos agrupados, muy tiernos y frescos...y llamaban a mamá o papá diciendo: "¡aquí hay uno!". Que alegría nos daba. Y nuestro amigos nos decían que no gritáramos, que había que ir en silencio, pero era casi imposibe contener nuestra emoción y se nos escapaba un grito de alegría cuando veíamos tantos níscalos.
Fueron varios años recogiendo sólo "níscalos".

2 comentarios:

Lucy dijo...

Que bella narración!, me he emocionado al leerla, ya sabes lo Susanita que soy.... que pena haberte perdido la pista en aquellos años, me hubiese gustado recorrer juntas esos senderos.Me transportaste tiempo atrás cuando yo también disfrutaba de las salidas al campo con mis niños pequeños. Continua en esa línea está muy entrañable tu blog, pero a ver si lo haces más a menudo, que me quedo con ganas a más.Besos.

Dácil Melgar dijo...

Mamá, yo también me emociono al leerlo. Que infancia tan feliz tuvimos.