martes, 1 de julio de 2008

CONSERVAR LAS SETAS

Cuando viajo a la península o al extranjero considero una parada obligatoria visitar el mercado del pueblo o ciudad del lugar donde me encuentro. Busco siempre el puesto donde los vendedores ofrecen setas frescas, secas o envasadas para sus clientes.
Sólo comtemplarlas merece la pena , pues algunas de ellas son muy atráctivas, tienen un colorido y tamaño variados; vean si no, las fotos tomadas en el Mercat de la Boqueria, este invierno en Barcelona.

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Cuando voy al supermercado también dirijo mi vista hacia las bandejas de setas cultivadas o a los botes de setas secas importadas, de diferentes especies, de todos los tamaños y colores y hacia las latas ya variadas que también se nos ofrecen.
Cada fin de semana cuando íbamos a buscar setas, año tras año parábamos a orilla de la carretera que conduce al Teide, pues allí, unas vendedoras ofrecían setas, cogidas el día anterior, era señal de que abundaban por aquellos alrededores y podía ser que nosotros también tuviéramos suerte de encontrar algunas.
Hoy las venden en el mercadillo de la Esperanza, ubicado al pié de la carretera. Cuidan un poco más su presentación pero echo de menos los nombres de las setas que venden. Estos últimos años nos percatamos de que escasean algo más que en años anteriores.
Hay de todos los precios tanto en un lugar como en otro, pero desde luego no es muy barato comprar un kilo de setas. Tal vez por éso siempre me he preocupado de aprender a conservarlas, cuando el otoño-invierno se ha presentado bueno, y nos ha permitido abastecernos para la primavera e incluso el verano.

¿Qué hacer con esa cesta de setas ya limpias, y que no vamos a consumir de inmediato? Comencé los primeros años congelándolas en pequeñas bolsas con cantidades no muy grandes y la apropiada para elaborar una receta para tres o cuatro personas. Me dió resultado, duraban un par de meses sin estopearse y las consumía muy bien preparándolas cocinadas, salteadas o acompañando a verduras, carne o arroz. Si pasaba muho tiempo oscurecían y su aspecto no era muy bueno.

Algunos amigos me hablaron de secarlas enganchadas con hilo y expuestas al aire sin darles el sol. Yo no logré hacerlo, pues aquí, en mi casa, la humedad es muy alta en invierno y acababan pudriéndose. Otras amigas las secaban en el horno a baja temperatura . De esta manera para consumirlas hay que rehidratarlas en agua durante un rato.


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Para mi ha sido más efectivo conservarlas en botes de cristal, bien sellados "al baño María" y así he conseguido tener la despensa con setas muy elegidas y de una calidad excepcional.
De una u otra forma, dan trabajo limpiarlas, seleccionar tamaños, hervirlas en los botes esterilizados, etc.
Estos últimos años como no han sido muy abundantes y además soy más consciente de que no es necesario recoger sino aquellas setas que vamos a consumir con la familia o con los amigos, no las he conservado.
Prefiero realmente ir más días a recolectarlas y disfrutar con todas las circunstancias que rodean "el salir a buscar setas".

2 comentarios:

Willy dijo...

Hola Luisa,
Gracias por su comentario en mi blog! Me gusta mucho leer sobre las setas. Es bueno para mi español (lo espero) y me encanta comer setas.
Saludos, Willy

Dácil Melgar dijo...

Ya hacía dos semanas que no entraba en el blog. Está precioso y muy cambiado.